La rúgula o rúcula no es una hortaliza cualquiera.
Es realmente especial, no sólo por su peculiar y agradable sabor, sino por sus
grandes ventajas para nuestro organismo. Considerada para fines culinarios como
una lechuga, su uso típico es en ensaladas y sándwiches, pero se puede utilizar
cocinada como verdura en diferentes
platos.
La rúgula es rica en glocosinolatos, vitamina A, B
y K, flavonoides y clorofila, además de ácido fólico y calcio.
Posee un gran poder desintoxicante, ayuda a mejorar
la digestión y nos da la sensación de estar llenos pero con una ingesta de
calorías muy baja. Ayuda a bajar el colesterol malo en sangre y a regular el
azúcar.
1
bandeja o mazo de rúgula
4
tomates
1
trozo de mozzarella
Aceite
de oliva
Aceitunas
negras
Albahaca
al gusto
Sal y pimienta al gusto
Colocar en un tazón los tomates, el queso y las
aceitunas en rodajas, la albahaca picada y aliñar con el aceite de oliva, sal y
pimienta. Servir sobre una cama de rúgula.
Una bandeja o mazo de rúgula
1 tomate maduro
1 mango
1 manzana amarilla o verde
1 pepino
Semillas de linaza
Aderezo: yogurt, jugo de limón y sal
Lave muy bien las hojas de rúgula, colocándolas en
un bol con agua y un chorro de vinagre, dejándolas allí por 10 minutos. Luego
de escurrirlas se les añaden las frutas cortadas en cubos y se adereza con la
mezcla de yogurt, jugo de limón y sal. Se decora con semillas de linaza.
ENSALADA
DE RUGULA CON JENGIBRE
1 taza de lechuga
1 calabacín
1 cucharadita de jengibre
finamente picado
3 cucharadas de aceite de
oliva
1 cucharada de vinagre
Sal al gusto
Croutones (opcional)
Se lavan bien los vegetales. La
rúgula y la lechuga se escurren y se
pican. El calabacín se corta en rodajas delgadas. El jengibre se ralla o se
pica menudito. En una ensaladera se mezclan los vegetales Se bañan con la vinagreta hecha con el aceite,
vinagre, jengibre y sal. Se decora con croutones.
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