Famosos
médicos de la antigüedad como Galeno y Avicena, usaban el jengibre como
medicamento para varias dolencias. Investigaciones recientes han comprobado que
la raíz del jengibre es efectiva en el tratamiento de las náuseas. Así mismo el
útil como estimulante gastrointestinal, tónico y expectorante. Además es un
antiinflamatorio natural.
Los
rizomas tiernos son jugosos y carnosos, con un fuerte sabor. Se recomienda consumirlo con moderación y
acompañando otros alimentos. Se utilizan en infusiones, licuados, jugos,
ensaladas, guisados o postres. El abuso en su consumo puede debilitar la
visión. Las mujeres embarazadas, las personas en tratamiento para la diabetes o
hipertensión deben consultar con su médico antes de consumirlo.
Algunas
recetas con jengibre:
Esta
es una buena manera de preservarlo cuando tenemos una buena cantidad y no
queremos que se seque y se deteriore. Una vez confitado, el jengibre se puede
consumir como si fuera una golosina, o puede ser utilizado para desarrollar
otras recetas como pan, bizcochos, turrones.
200
g de jengibre pelado
800
g de azúcar
400
g de agua
Se
pela el jengibre y se corta en la forma que se quiera (bastones, rodajas,
dados). Se pesa para establecer la cantidad de azúcar que se necesita y se
coloca en una olla con agua que lo cubra. Se lleva a ebullición y se deja
cocinar a fuego lento, hasta que esté tierno. El tiempo depende del tamaño de
las porciones.
Una
vez cocido el jengibre se escurre. Se prepara el almíbar con el azúcar y el
agua. Cuando empiece a hervir y el azúcar esté disuelto, agregar el jengibre y
se deja cocinar a fuego lento con la olla semi tapada, desplazando un poco la
tapa. Cuando el agua esté casi toda evaporada, extender el jengibre sobre placa
de silicona o papel parafinado y dejar secar a temperatura ambiente.
Conservarlo en recipiente hermético, preferiblemente de vidrio.
800
g de coliflor
250
ml de leche
200
ml de agua
2
dientes de ajo
1
trozo de jengibre
½
cucharadita de comino molido
½
cucharadita de pimienta de Jamaica
Aceite
de oliva
Sal
al gusto
Limpiar, trocear la coliflor y ponerla a hervir, en
una olla, con el agua, la leche y la sal. Cuando esté tierna retirarla del
fuego y reservar.
En
una sartén con el aceite de oliva, colocar los ajos y el jengibre rallados.
Rehogar unos minutos a fuego lento. Agregar comino, pimienta de Jamaica y mezclar bien.
Verter sobre la coliflor. Añadir un chorrito de aceite de oliva y triturar
hasta obtener un puré fino y homogéneo. Se puede variar la textura y densidad
del puré poniendo más o menos agua/leche.
Servir
el puré de coliflor y adornar con tomates asados, perejil o cebollin y un
chorrito de aceite de oliva.
240
ml de agua
1
bolsita de té negro
200
g de harina
150
g de azúcar
55
g de margarina
1
huevo
2
cucharadas de melaza o miel
1
cucharadita de polvo de hornear
1
cucharadita de bicarbonato de sodio
1
cucharadita de jengibre en polvo o rallado
Precalentar
el horno a 180°C. Preparar la infusión de té y dejar enfriar. Tamizar la harina
con el polvo de hornear, el bicarbonato. En un bol batir la margarina con el
azúcar, agregar el té, la melaza, el huevo, el jengibre y seguir batiendo.
Añadir los secos y mezclar con espátula hasta que no haya grumos. Verter en
molde engrasado y enharinado y hornear de 35 a 40 minutos o hasta que al
introducir un palillo salga limpio.
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